SIGMAR POLKE
Galería Arnés y Röpke Conde de Xiquena, 14 28004 Madrid Espagne
Cuando Sigmar Polke hizo su descubrimiento personal de la fotografía el trabajo artístico solía terminar con la elaboración del negativo. El aspecto documental era determinante, y pocos se preguntaban por la influencia del revelado en el surgimiento de la imagen. Los fotógrafos buscaban la perfección técnica, llevados de la ilusión de acceder a la realidad misma con su cámara, como si de una lupa se tratara. Para Polke, en cambio, el efecto mimético daba pie al escepticismo. Una metodología motivada por la duda radical y marcada ya desde muy pronto por una actitud experimental caracteriza su obra fotográfica. La exposición que el 4 de junio se abrirá en la galería Stefan Röpke traza un arco cronológico que abarca en su totalidad el enfrentamiento del artista con este medio de expresión.
La atención se centra en una serie de fotografías tempranas que Polke no copió y reunió para formar una secuencia hasta su gran exposición fotográfica organizada por la Kunsthalle de Baden-Baden en 1990. Tomadas entre 1964 y 1968, estas imágenes parecen cumplir aún los requisitos del convencional documentalismo exigido por entonces a la fotografía. La foto como producto final artístico aún no le interesa primariamente en esta fase temprana. De modo parecido al cuaderno de bocetos de los maestros antiguos, Polke emplea la cámara en un primer momento como instrumento de trabajo para elaborar una documentación gráfica de performances artísticas que se archivan de cara a su posterior reutilización.
El interés experimental, centrado más tarde en los presupuestos técnicos y químicos del medio mismo, se dirige sobre todo a acciones protagonizadas por objetos cotidianos tomados del entorno privado del artista, que se pueden “fotocopiar” sin apenas falsearlos. Con su habitual rasgo irónico consigue que los objetos le entreguen su mística vida propia, hace que los pepinos se balanceen entre pantallas de lámpara y que las tijeras se ciernan sobre vasos, o dispone sobre papel un pepino cubierto con un paño húmedo, junto a piezas de lego y pantallas de lámpara, para componer una naturaleza muerta casi a la manera de los maestros antiguos. Si bien el aspecto documental y representativo de la fotografía aún está en primer plano en esos trabajos tempranos, ya en ellos se observan referencias a la imponderabilidad de los fenómenos casuales que tienden un puente hacia los trabajos experimentales de años posteriores. Una avería de la cámara produjo sobreimpresiones en algunas fotografías. Ligeros movimientos en el momento de la toma se tradujeron en imágenes borrosas, que, por ejemplo, hacen parecer tanto más audaz el ejercicio de funambulismo de una cuchara suspendida entre unos yogures y un vaso de leche que, colocados a su vez justo al borde de una mesa y del respaldo de un sillón, sólo prometen una dudosa sujeción. También la iluminación y la acentuación de las diagonales obtenida mediante el decidido recorte de la imagen favorecen esa impresión.
Las primeras fotografías están caracterizadas por una constante verificación de la índole material de los objetos. La magnitud, la pesantez y la materialidad asociadas convencionalmente a los objetos quedan suprimidas, o al menos cuestionadas hasta tal punto que cualquier familiaridad con el objeto y sus propiedades comienza a resquebrajarse y se pone de manifiesto la fragilidad de los propios hábitos visuales.
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When Sigmar Polke first discovered photography, the elaboration of the negative signified the completion of the artwork. The documentary aspect was solely critical, and few questioned the influence and revelations within an image. Photographers typically looked for technical perfection, and recreated reality as if the camera were a magnifying glass. To Polke, however, the mimetic effect gave rise to skepticism. Methodology based on radical doubt became the foundation from which Polke quickly became known for his experimental photography. The exhibition that opens on June 4 traces an arc of time that encompasses all of the artist's conflicts and confrontations with this medium of expression.
Focus is given to an early series of photographs that Polke had assembled into a sequence for a large photographic exhibition organized by the Kunsthalle Baden-Baden in 1990. Taken between 1964 and 1968, these images seem to still fit the mold of conventional documentary styles of photography. The photograph itself had not gained the significance of a final piece of art at this stage. As old masters did with notebooks for sketches, Polke used the camera at first as a working instrument to elaborate on graphic documentation of artistic performances that were filed for later re-use.
The experimental interest later evolved into technical and chemical manipulations of the medium itself, while depicting the actions performed by everyday objects from the artist's private environment, and illustrating that you can "copy" without distorting. With his distinguishing sense of irony, the portrayed objects take a mystical life of their own - cucumbers balancing lampshades, scissors floating over glasses, an envelope over a cucumber covered with a damp cloth, pieces of LEGO blocks and lampshades - all composed in a manner consistent with that of old masters. While the documentary aspect of photography still dominates these early works, they contain relevance to random, imponderable phenomena and, in themselves, can serve as the connections to future experimental works.
Some photos reveal overlays produced by a defect of the camera. In one instance, the movement of light during exposure blurs the image, yet it seems to all the more boldly depict a tightrope performance by a spoon suspended between yogurt and a glass of milk which, in turn, are placed just at the edge of a table and the backrest of chair, intensifying the uncertainty and doubtful nature of the setting. The lighting and the diagonal nature of its composition further promote these ideas.
These early images are characterized by a constant verification on the nature of material objects. The size, the weight and material composition conventionally associated with the objects are superseded, or at least questioned, to such an extent that any familiarity with these objects and their properties begins to crumble and thus highlights the fragility of their own visual appearances.